martes, 18 de junio de 2013

Hércules y Caco

Parte de la historia de los inicios de la gran Roma o simplemente una leyenda, esta es la historia de Hércules y Caco, dos personajes que coincidieron sobre el año 850 a.c. en la región de La Ruma a orillas del Tíber.

En aquella época, los primeros habitantes de lo que ahora se conoce como la ciudad de Roma asentaron su poblado a orillas del rio ( en el meandro que se dibuja a esa altura). Estos colonos prosperaron como intermediarios y se beneficiaron del mercado situado en la orilla del Spinon ,un mercado cada vez más popular por los comerciantes de tierras cercanas, donde se intercambiaban no solo productos como la lana o abalorios, sino que era también el lugar donde poder escuchar relatos de tierras lejanas o asombrarse ante los fenicios que decían llegar del mar.

La paz de este poblado se vio interrumpida por la llegada de Caco. Según la mitología griega Caco era un ser mitad hombre mitad sátiro que escupía bolas de fuego y que se instaló en una cueva escondida en lo que ahora conocemos como la colina del Palatino. Caco aterrorizaba a los colonos colgando en la puerta de su cueva las cabezas de los hombres que devoraba. Todos los que intentaron acercarse a Caco acabaron sin vida colina abajo, los rumores de que La Ruma era una región peligrosa se extendieron rápidamente y las historias sobre el Monstruo que devoraba humanos y escupía fuego se hicieron famosas ahuyentando así a los comerciantes asiduos al mercado del Spinon.

Entonces llegó él, el extranjero. Un hombre acompañado de sus bueyes que se instaló en la otra orilla del Spinon, debajo de la colina donde vivía Caco. No hablaba el mismo idioma que los colonos así que éstos no pudieron advertirle del peligro que corría si se quedaba allí por mucho tiempo. El monstruo no tardó en escuchar el mugido de los bueyes y el hambre lo condujo a orillas del río, decidió atacar a los bueyes del pastor mientras éste dormía. 

Cuando Hércules despertó vio que parte del ganado había desaparecido y los pocos bueyes que quedaban yacían ensangrentados en el suelo. Salió corriendo hacia la colina guiado por los mugidos de sus reses hasta que encontró a Caco. El pastor se sorprendió, nunca había visto nada que caminara sobre dos piernas y fuese tan grande como él, incluso mayor, el miedo y las náuseas invadieron a Hércules pero se armó de valor y atacó al Monstruo. La pelea entre los dos titanes fue larga y dura y terminó con la victoria del Pastor. Dice la leyenda que Hércules se sirvió de las ramas de los árboles y de rocas del tamaño de bueyes para arrojarlas contra Caco, pero éste las esquivó todas. Al final Caco murió estrangulado entre las manos de Hércules.

Al día siguiente Hércules desapareció tal y como llegó, sin hacer ruido. Los habitantes de la Ruma empezaron entonces a venerar el que puede ser el primer dios De Roma, En el Ara máxima, una vez al año se hacían las ofrendas al Dios Hércules agradeciéndole que les salvara del primer gran peligro que amenazó Roma.

Escultura:
Hércules y Caco es una escultura de mármol de Baccio Bandinelli situado en la Piazza della Signoria enfrente del Palazzo Vecchio y al lado de lo que hoy es una copia del David de Miguel Ángel en Florencia. La obra se encuentra sobre una bello pedestal con bustos tallados en bajo relieve de unos faunos y la firma del autor. El tema alegórico es la fuerza y el ingenio de Hércules venciendo la maldad de Caco, episodio narrado por Virgilio y otros poetas de Los doce trabajos de Heracles.


http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/b/bf/Hercule_et_Cacus_Bandinelli_Florence_Signoria.jpg

viernes, 31 de mayo de 2013

La Acrópolis de Atenas


El término ''Acrópolis'' proviene del griego, de las palabras ἄκρος, (extremo) y πόλις, (ciudad), ya que se solían situar en los extremos de las ciudades.

La Acrópolis se sitúa en Atenas está situada sobre una cima, que se alza 156 metros sobre el nivel de mar. También es conocida como Cecropia en honor del legendario hombre-serpiente, Cécrope, el primer rey ateniense.
La entrada a la Acrópolis se realiza por una gran puerta llamada los Propileos. A su lado derecho y frontal se encuentra el Templo de Atenea Niké. Una gran estatua de bronce de Atenea, realizada por Fidias, se encontraba originariamente en el centro. A la derecha de donde se erigía esta escultura se encuentra el Partenón o Templo de Atenea Partenos (la Virgen). A la izquierda y al final de la Acrópolis está el Erecteión, con su célebre stoa o tribuna sostenida por seis cariátides. En la ladera sur de la Acrópolis se encuentran los restos de otros edificios entre los que destaca un teatro al aire libre llamado Teatro de Dioniso, donde estrenaron sus obras Sófocles, Aristófanes y Esquilo.

La Acrópolis consta de 10 partes principales: Partenón, Erecteión, Propileos Templo de Atenea Niké, Pandroseión, Santuario de Artemisa Brauronia, Arreforión, Eleusinión, Teatro de Dioniso y el Odeón de Pericles.

Vamos a describir las partes más importantes:

Partenón:  

El Partenón (literalmente «la residencia de las jóvenes»,1 es decir, aquí «la residencia de Atenea Partenos») es uno de los principales templos dóricos que se conservan, construido entre los años 447 y 432 a. C., sus dimensiones aproximadas son: 69,5 metros de largo, por 30,9 de ancho; las columnas tienen 10,4 metros de altura. Está dedicado a la diosa griega Atenea, a la que los atenienses consideraban su protectora.
La construcción del monumento, realizada, casi exclusivamente en mármol blanco del monte Pentélico, fue iniciada por Pericles como agradecimiento a los dioses por su victoria contra los persas y se desarrolló entre los años 447 y 432 a. C. Los arquitectos encargados de la obra fueron Ictino y Calícrates y estuvieron, en la mayoría de los casos, bajo las órdenes del arquitecto y gran escultor ateniense Fidias, autor de la decoración escultórica y de la gran estatua criselefantina de Atenea Partenos que estaba situada como pieza central del templo (medía doce metros de altura y para su elaboración se necesitaron 1.200 kilogramos de oro).
El Partenón conservó su carácter religioso en los siglos siguientes y fue convertido sucesivamente en una iglesia bizantina, una iglesia latina y una mezquita musulmana. Pero en 1687, los turcos lo utilizaron como depósito de pólvora durante el sitio veneciano, bajo el mando del almirante Francesco Morosini. Una de las bombas venecianas cayó en el Partenón y causó una enorme explosión que destruyó gran parte de la edificación preservada en buenas condiciones hasta ese entonces. Sin embargo el proceso de erosión no terminó ahí sino que siguió a principios del siglo XIX, cuando el embajador británico en Constantinopla, Elgin con la corte real, decidió quitar la mayor parte de la decoración escultórica del monumento (frisos, métopas, frontones) y trasladarla a Inglaterra para venderla al Museo Británico, en donde todavía se exhibe, siendo una de las colecciones más significativas del museo en la actualidad.

Erecteón:

El Erecteón (en griego Ἐρέχθειον) es un templo griego erigido en el lado norte de la Acrópolis de Atenas en honor a los dioses Atenea Polias y Poseidón y a Erecteo, rey mítico de la ciudad. De orden jónico, áptero, atribuido al arquitecto Filocles es uno de los más bellos monumentos arquitectónicos griegos. Está hecho de mármol pentélico. Su construcción se inició en 421 a. C. y se concluyó en 406 a. C. Su nombre significa "el (templo) de Erecteo".
Reemplazó al templo arcaico de Atenea Polias que se encontraba entre el Partenón y el emplazamiento actual y que fue destruido por los persas en 480 a. C. durante las Guerras Médicas.
De planta irregular, por el declive del terreno, consta de tres pórticos. Uno de ellos, la cara sur, es la famosa tribuna de las Cariátides, que indicaba la tumba del mítico rey Cécrope. Consta de seis columnas con figura de mujer de 2,3 metros de altura, que sostienen el entablamento. Las que se encuentran in situ son copias; cinco de ellas se encuentran en el Museo de la Acrópolis, y una en el Museo Británico de Londres. Contaba con decoración policromada.
Está situado en el emplazamiento de la Acrópolis primitiva y agrupaba algunas de las reliquias más antiguas y más sagradas de los atenienses; es en este lugar donde tuvo lugar la disputa entre Atenea y Poseidón, donde se puede ver la marca de su tridente sobre una roca.
Se halla allí también el Paladio, una estatua de Atenea, consagrada por Cécrope, el rey mítico del Ática, y donde se cree que ella había caído del cielo; las tumbas de Cécrope y de Erecteo; une capilla dedicada a Pándroso, la hija de Cécrope; un pozo de agua salada y el olivo sagrado, que Atenea dio a la población tras su disputa con Poseidón.

Templo de Atenea Niké:
El Templo de Atena Niké o Nique (griego antiguo Ναός Αθηνάς Νίκης), o Atenea Victoriosa (Αθηνάς Νίκης), conmemora la victoria sobre los persas en la Batalla de Salamina (448 a. C.). La idea de su construcción en la Acrópolis de Atenas, surgió en el 449 a. C., tras la paz con los persas (Paz de Calias). Sin embargo, Pericles se opuso a la construcción del mismo y no se comenzaron las obras hasta el 421 a. C., comenzada ya la Guerra del Peloponeso (431-404 a. C.).
El proyecto se encargó a Calícrates (Καλλικράτης), arquitecto que también colaboró en la construcción del Partenón, junto con Ictino, quien diseñó un templo de orden jónico que tuvo que adaptarse al pequeño espacio que se le asignó: un bastión (torreón) de los Propileos, que domina la subida a la Acrópolis.
En su interior hubo un xoanon, imagen de Atenea personificada como Niké, o diosa alada, símbolo de las victorias navales, a la que se cortaron las alas (áptera significa sin alas) para que nunca pudiese abandonar la ciudad. Pero el templo no estaba destinado a grandes reuniones, para eso tenía enfrente un altar que permitía celebrar ceremonias al aire libre.

Propileos:
  Los Propileos son el único acceso occidental a la Acrópolis de Atenas, fueron construidos en el marco del programa monumental de Pericles entre 437 a. C. y 431 a. C. y sustituyeron a los viejos propileos de época de Pisístrato. Fueron cubiertos con un pórtico doble y gigante de mármol pentélico.
El arquitecto Mnesicles fue quien proyectó los pórticos como si fueran fachadas de templos dóricos. El pórtico exterior tiene una plataforma a cada lado con tres columnas jónicas que sostenían un techo de mármol azul con estrellas.
Los dos frentes tienen una fachada dórica, hexástila, con el intercolumnio central más ancho, dando paso a la calzada.
El muro de acceso se articula en cinco vanos adintelados dispuestos en orden decreciente. Flanqueando la escalinata de acceso, se encuentra un desarrollado basamento sobre el que se levanta el templo de Atenea Niké.

Conservación y saqueos:
Todos los edificios se conservaron en bastante buen estado hasta el siglo XVI, cuando a causa de la dominación otomana el Partenón se convirtió en mezquita, el Erecteión en harén y los Propileos en polvorín. Durante el asedio de Atenas del año 1687, los venecianos, bajo el mandato del general Francesco Morosini, hicieron grandes destrozos con sus bombardeos. Un golpe de mortero destruyó en parte el Partenón, ya que los musulmanes lo utilizaban también como polvorín, siendo en aquella ocasión, cuando se derrumbó el techo del templo. Sobre los diferentes saqueos y destrucción que sufrió la Acrópolis de Atenas, vamos a destacar el del conde inglés Lord Elgin.
  Thomas Bruce, que así se llamaba en realidad el conde, fue nombrado embajador en Constantinopla en 1799, nombramiento que le permitió acceder libremente al patrimonio griego, teniendo en cuenta que en aquellas fechas Grecia no existía todavía como país independiente y se hallaba dentro del territorio del Imperio turco. Por ello le fue tan fácil realizar dibujos y vaciados de los relieves del Partenon y posteriormente arrancar directamente las metopas, los frisos de las Panateneas y esculturas de los frontones. Durante un año largo sus numerosos operarios desvalijaron el Partenon, parte del pórtico de las Cariátides del Erecteion, fragmentos del friso del antepecho del templo de Atenea Niké, y muchas otras piezas del recinto de Las embaló en unas doscientas grandes cajas de madera y las bajó hasta el puerto del Pireo, donde habían de embarcar para Inglaterra.
Pero aunque inicialmente todo fue tan fácil, las cajas quedaron mucho tiempo aguardando salir de Atenas, entre otras cosas porque Lord Egin había sido hecho prisionero por las tropas francesas de Napoleón. Finalmente salieron para Londres, pero no acabarían aquí las desgracias de las piezas expoliadas, porque uno de los barcos que las transportaba se hundió cerca de la isla Cerigo (antigua Cythera). Sólo se pudieron rescatar cuatro cajas y el resto no se pudo recuperar hasta dos años después, que fue el tiempo que estuvieron bajo el agua, con lo que eso supuso para su estado de conservación.

Finalmente, en 1807 todas las piezas capturadas por Lord Egin se reunieron en Londres, en su casa de Park Lane, dando lugar a lo que se llamo el Elgin’s Museum. Algunos años después pasarían al Burlington House, y finalmente al Museo Británico, donde todavía hoy pueden contemplarse la  mayoría de las obras conseguidas por medio de aquel lamentable saqueo.  

Opinión:
En mi opinión es un monumento muy interesante y bien construído, ya que sigue estando conservado a día de hoy pese a sus miles de años de antigúedad y las guerras y diferentes etapas tras las que pervivió. Desde mi punto de vista es muy bello, y si algún día voy de visita a Grecia, me animaría a visitarlo,sin duda.

viernes, 26 de abril de 2013

Viaje a Roma

Este año,al final del curso,los alumnos de latín y griego de 1ºBac del instituto hemos decidido organizar un viaje a una de las más famosas ciudades del mundo,Roma. El viaje durará 5 días (27 de junio a 1 de julio,justo después de las evaluaciones),y el itinerario será el siguiente:

27 de junio: Salida del autobús desde el instituto a las 8 de la mañana,para ir al aeropuerto de Santiago de Compostela y coger un vuelo directo hacia el aeropuerto Roma-Ciampino. Llegada a Roma a las 14:00 aprox. Bus hacia el hotel y comida en los alrededores de éste. Después de la comida,visita guiada en bus turístico con paradas fotográficas. Cena en los alrededores del hotel.

28 de junio: Hay que desayunar pronto,ya que a las 9 el bus parte hacia el Coliseo. Visita al Coliseo,al Foro y a la Fontana di Trevi. Comida en Trastévere. Por la tarde visita a Piazza Spagna y el panteón y rato libre,durante el cual se cenará,y vuelta al hotel.

29 de junio: Salida a las 8 de la mañana hacia El Vaticano. Visita a la plaza de San Pedro,a los museos vaticanos y a la cúpula de la catedral de San Pedro.
Comida en Plaza España y por la tarde visita al castillo de Sant'Angelo. Después paseo y cena por Via Condotti.

30 de junio: Salida a las 9 de la mañana  hacia Via Borguese. Visita a las galerías y después visita al mercado de Campo di Fiori y comida allí. Por la tarde temprano visita guiada al Estadio Olímpico de Roma,donde se disfrutará después de la visita del partido internacional entre Italia y Suecia. Vuelta al hotel tras el partido y cena en los alrededores.

1 de julio: Último paseo por la ciudad durante la mañana. Visita a las principales calles del centro y comida allí. Bus hacia el aeropuerto y vuelo de vuelta a las 18:00 hacia Santiago de Compostela.

viernes, 12 de abril de 2013

La comedia griega.


LA COMEDIA
Etapas de la comedia
La evolución de la comedia se divide en 3 etapas:
 ---Comedia antigua (hasta el año 400 a.c.)

 ---Comedia media (hasta el año 320 a.c.)
 ---Comedia nueva (hasta el año 250 a.c.)

Introducción

Las comedias en Atenas, al igual que las tragedias, se representaban bajo los auspicios del Estado y eran tema de competición. Fueron representadas por vez primera en la festividad anual de las Dionisias Urbanas en el 486 a.C y en las Leneas (otra festividad dionisíaca). Antes y después de la Guerra del Peloponeso (431 – 404 adC) se representaban cinco comedias al año en cada festividad. Durante la guerra al parecer el número se redujo a tres por razones de economía. La obligación de proporcionar un coro recaía sobre los ciudadanos acaudalados. Los dramaturgos competían por el primer premio.

El origen de la comedia griega

La comedia más antigua que poseemos es Los arcanienses, de Aristófanes. Aristóteles, en su Poética, vio el desarrollo de la comedia a partir de dos influencias: la primera en los jefes de las comparsas que acompañaban a los phalloi (‘falos’) en procesión durante las Dionisias de Atenas, que intercambiaban chirigotas con los miembros del cortejo y con los propios espectadores. Esta teoría queda reforzada por la palabra griega para designar a la comedia, komoidia, que quiere decir "canto de un komos", y deriva del griego komos, procesión de comparsas que cantaban y bailaban. A su vez la Comedia Antigua de Atenas dio un papel importante al coro.

La Comedia griega
Su origen es posterior al de la tragedia y al igual que ocurre en la tragedia, es en Atenas donde la comedia alcanza su máximo esplendor. La comedia posee un elemento ajeno a la tragedia; se trata de la llamada parábasis, que, situada en el centro de la pieza cómica, es una larga tirada de versos muy amplios, en los que el poeta expone tesis suyas, y hace ruegos a los jueces o al público. Otros elementos de la comedia son lo obsceno, y el elemento burlesco que culmina a veces en el ataque personal. La figura más importante de la comedia griega es Aristófanes
 
Es poco lo que sabemos de los autores de la Comedia Antigua, al margen de Aristófanes. Tenemos los títulos de veintisiete comedias de Cratino (c. 520-c. 423 a. C.), quien obtuvo el primer premio seis veces en las Dionisias Urbanas y tres en las Leneas. Aristófanes se burló de él en los Caballeros (424 a. C.) diciendo que la bebida había acarreado su declive. Al año siguiente, Cratino se vengó con su obra Pytine ("la botella"), en la que se metía con las Nubes de Aristófanes. Crates logró tres victorias en las Dionisias Urbanas, la primera en el 450 a. C. Tenemos los títulos de seis de sus obras.
Ferécrates imitó el estilo de Crates y obtuvo premios entre el 400 y el 430 a. C. Tenemos unos diecinueve títulos de obras suyas.
Eupolis representó su primera obra en el 429 a. C.; obtuvo el primer premio tres veces en las Leneas y al menos una vez en las Dionisias Urbanas. Murió poco después del 415 a. C.
De todos los mencionados, los dos más importantes después de Aristófanes, según los griegos, fueron Cratino y Eupolis.


Puesta en escena


Para poner en escena una comedia se requerían tres o cuatro actores, a veces con la ayuda de actores secundarios, y un coro de veinticuatro miembros (todos varones). El coro era de importancia capital. Muchas obras tomaban sus títulos del coro (por ejemplo, Los acarnienses, Avispas, Aves), cuyos trajes y danzas proporcionaban el espectáculo. El traje era acorde con la naturaleza tosca de la Comedia Antigua, en la que los chistes tenían mucho que ver con el sexo y la excreción y se expresaban en un lenguaje desinhibido. La comedia tomaba como punto de partido un objeto fantástico por parte del héroe cuya consecución, totalmente imposible en la vida real, constituía el argumento. Unos pocos ciudadanos distinguidos eran ridiculizados despiadadamente; en algunas comedias aparecen en papeles importantes, bien con sus propios nombres, por ejemplo Sócrates en Las Nubes, o Eurípides en Las Tesmoforias, o con un ligero disfraz, por ejemplo Cleón como Paflagonio en Caballeros. De igual modo los dioses, o algunos dioses, recibían un trato irreverente, aunque nunca de un modo que pudiera poner en tela de juicio su existencia.

Es difícil ver hasta qué punto subyace una crítica seria a la sociedad detrás de los chistes y las bromas. La Comedia Antigua era al mismo tiempo una amalgama de creencias religiosas, sátira y crítica (política, social y literaria) mezclada con bufonadas.

 

La tragedia griega

Se trata de una obra dramática de tono elevado en la que se da una acción grande y extraordinaria. Del latín tragoedia, y éste a su vez del griego tragodia, de tragos (macho cabrío) y de ádo (cantar). La palabra tragedia procede de los llamados coros trágicos o tragikioi, de tragos, ya que los componentes estaban disfrazados en parte de macho cabrío para representar el cortejo de sátiros de Dionisos que tenían forma de macho cabrío. El origen de la tragedia está en los cultos mistéricos dedicados a Dionisos (prácticas religiosas de carácter privado). Más tarde, la tragedia evolucionó a partir del ditirambo (canto por un coro de sátiros en honor de Dionisos). Estos ditirambos fueron modificándose, hasta el punto de independizarse del culto a Dionisos y adoptar una forma poética de la que surgió la tragedia.

Las partes de la tragedia son las siguientes:
1)Prólogo - Aparece al inicio de la obra. Sirve para poner en antecedentes alespectador de la pieza que se va a representar. Suelen ser versos recitados por algún personaje. 
 
2)Párodos: Canto inicial del coro son cantos a cargo del coro durante su entrada en la "orchestra".

3)Episodios - Cada una de las nuevas intervenciones de uno o varios actores que dialogan y escenifican su papel. En ellos hay diálogo entre el coro y los personajes o entre personajes; es la parte más importante.

4)Estásimo - Parte cantada por el coro. Sirve de entreacto mientras los actores abandonan o se reincorporan a la escena. 
  Se intercalan nuevos episodios y nuevos estásimos.
 
5) Éxodo - Salida del coro, que abandona la orquestra cantando y bailando.
El héroe reconoce su error y es castigado con la muerte por los dioses y es allí donde aparece la enseñanza moral.

Las características generales de la tragedia son:
1) Temas mitológicos de la religión y mitología griega (por tanto, conocimiento del espectador de la trama).
2) Desarrollo de arquetipos de comportamiento válidos para todos los tiempos.
3) Originalidad en la forma, y no en el tema.
4) Tiempo remoto respecto del momento de representación.
5) Fuerza del conflicto. Es importante el conflicto entre la conciencia individual y las restricciones que impone la sociedad.
6) Desenlace fatal que buscaba impresionar al espectador por su patetismo y transmitirle una enseñanza de tipo moral.
7) Hombre como víctima del destino. Debido a que en muchas ocasiones el hombre, aun siendo inocente, expía en su propia vida las culpas de sus ancestros (culpabilidad hereditaria: la mancha de sangre)

La puesta en escena del género dramático:
Las tragedias eran representadas en el teatro, que estaban construidos aprovechando la pendiente del relieve; tenían forma semicircular. En el teatro griego había tres elementos fundamentales:
1) Los actores, que eran sólo varones y como máximo, tres. Se situaban en el proskenion y utilizaban máscaras.
2) El coro, quince personas que bailaban y cantaban describiendo y comentando la acción. Se situaban en la orchestra.
3) El público, situado en las gradas o caveas, ordenados jerárquicamente.
En el desarrollo del teatro griego, fueron muy importantes las Fiestas Dionisíacas y las Leneas en Atenas, dedicadas a Dionisos, donde la población asistía durante varios días enteros a la representación de tragedias, comedias y dramas satíricos.

Autores

Esquilo
Esquilo (525-456 a.C.), fue el primer gran trágico griego que ha llegado hasta nosotros. Las características de su obra son: 1) Gran religiosidad; 2) Temas de la justicia divina de Zeus que preside el orden del mundo, del atrevimiento del hombre ante ésta que le hace recibir un castigo y de la culpabilidad hereditaria; 3) Dominio de la forma; 4) Introducción del diálogo dramático.
Entre sus obras se hallan: Suplicantes, Los persas (raramente, es contemporánea al autor, y está ambientada en la batalla de Salamina), Los siete contra Tebas (tema del destino del hombre), Prometeo encadenado y La Orestíada (formada por Agamenón, Coéforas y Euménides), la única trilogía que se ha conservado.

Sófocles
Sófocles (495 a.C.. - Atenas, 406 a.C.), trágico ateniense. Las características de sus obras son: 1) Naturalidad en la narrativa; 2) Uso de la anáfora, aliteración e imágenes; 3) Introdujo el tercer acto; 6) Redujo papel del coro.
Las tragedias que nos han llegado son: Edipo Rey, Edipo en Colono, Antígona, Áyax, Las traquinias, Electra y Filoctetes.
Eurípides
 Eurípides (485-406 a.C.). Las características de sus obras son las siguientes:
1) Habla coloquial ;2) No tanta importancia coro; 3) Alusiones a hechos contemporáneos (crítica); 4) Concepción de tragedia como un todo; 5) Incorporación en sus obras de elementos espectaculares, como el recurso de tramoya llamado “deus ex machina”, por el que un actor que representaba a una divinidad descendía al escenario para dar fin a las obras cuya trama se complicaba demasiado.
Las tragedias que nos han llegado son: Alcestis, Medea, Los Heraclidas, Hipólito, Andrómana, Hécuba, Suplicantes, Electra, Heracles, Troyanas, Ifigenia entre los Tauros, Ion, Helena, Fenicias, Orestes, Las Bacantes, Ifigenia en Áulide y El Cíclope.

El teatro griego


 A finales del siglo VI a. C. comienzan a desarrollarse en el mundo griego la tragedia y la comedia.
El teatro surgió cuando comenzó la decadencia de la poesía lírica, un género propio de la aristocracia, cuyos poemas se recitaban o se cantaban  en pequeños círculos. Frente a esto, la el teatro se representaba ante todo el pueblo. Es, por tanto, un género popular enmarcado dentro de la polis. El fin de la polis supuso también la desaparición de este género. 

Las principales fiestas y los festivales


El teatro estuvo en la Antigua Atenas, al igual que en muchas otras culturas, vinculado desde siempre a la celebración de determinados festivales y rituales de carácter religioso. Según las noticias de que se dispone, uno de los más antiguos y concurridos fue el que se celebraba en honor del dios Dioniso en Atenas durante los días 11 al 13 del mes llamado en griego Antesterion (mes de las flores) que corresponde aproximadamente a nuestro mes de febrero. Hay un testimonio de Filóstrato,1 donde se nos afirma que dicho nombre de Antesteria se refiere a un ritual en el que una serie de chicos y chicas atenienses portaban durante una procesión unos ramos de flores una vez llegados a la pubertad. Por su parte, la cerámica griega atestigua algunas representaciones que parecen corresponder a estas celebraciones. Las fiestas duraban cinco días:
  • En el primero, denominado Pithoigia, se procedía a abrir los cántaros (πίθοι, pithoi) en que se había conservado el mosto desde el mes de septiembre anterior, vino que- previsiblemente- se consumía en parte en honor del dios Dioniso y en provecho y disfrute de los participantes.
  • El segundo día, llamado Choes, continuaba la celebración festiva y se sorteaba un pellejo de vino entre los que asistían a las fiestas.
  • los días tercero, cuarto y quinto, recibían el nombre de Chytroi («los pucheros») y en él se ofrecían al dios Hermes una especie de ollas en las que se había preparado un guiso a base de cereales.
Los principales festivales eran:

Las Leneas

Las Dionisias Rurales

Las Dionisias ciudadanas (Grandes Dionisias)



 El vestuario

El vestuario de una representación griega esta compuesta por:

• Máscaras: los actores griegos utilizaban las máscaras o, en su defecto, ocultaban su rostro con barro o azafrán. El ocultar la cara simboliza el vestirse con elementos nuevos y no comunes, necesarios para realizar el rito, era también un ritual.
Más tarde, cuando el teatro fue teatro y no un acto religioso, la máscara era aquel elemento que transformaba al actor en personaje, había máscaras de viejos, de jóvenes, mujeres, etc. Con el tiempo, los artesanos consiguieron verdadero realismo en las caretas.
Además la máscara poseía unas enormes dimensiones para que fuera mucho más visible al público y para, junto con los coturnos (zancos),guardar la proporción entre las diferentes filas de asientos. Por otra parte, las máscaras podían servir de "megáfono" aumentando la voz del actor. Y por último, permitía al actor interpretar varios personajes.
• Los coturnos: son una especie de zapatos de madera con alza que servían para dar altura al actor. Conseguían que los personajes nobles destacasen sobre el coro y dar proporción al actor con la gran máscara. Así el actor era enorme, con lo que el público podía verlo con facilidad. Generalmente solo eran usados en la tragedia.
• Ropas: por lo general, los trajes usados eran túnicas, cortas o medias y mantos. Según los colores de las ropas el personaje tenía más o menos importancia, así, los colores oscuros eran para los personajes tristes, los alegres para los importantes o los colores normales para la gente del pueblo. Los actores usaban unas almohadillas para abultarse, de modo que se siguiese guardando la proporción con el coturno y la máscara. Además podían usar otros elementos como corona en el caso de los reyes. 

Los espectadores y el público

La composición del público

Es cierto que acudían gentes de otras polis griegas que llegaban a Atenas en esos momentos aprovechando la bonanza marítima de la nueva estación que se acababa de abrir, después del forzado paréntesis invernal. Sin embargo, tal circunstancia sólo se daba al parecer en las Grandes Dionisias, ya que a las Leneas sólo asistían los atenienses, según se desprende de una clara alusión de la parábasis de Los acarnienses de Aristófanes.
Resultaba difícil encontrar un asiento e incluso se producía cierta violencia con motivo de la compra de los mismos. Este fue, al parecer, uno de los motivos que impulsaron a Pericles a crear el fondo público destinado a sufragar los gastos de los ciudadanos con menos recursos que se veían claramente marginados.
Además, la mayoría de los edificios sufrieron obras de remodelación para ampliar el espacio dedicado a los espectadores.
Existían localidades fijas en las filas destinadas a los magistrados de la ciudad, a los sacerdotes de Dioniso y a aquellos ciudadanos que habían contribuido de forma especial al bienestar público, los cuales recibían como reconocimiento de la ciudad este derecho a ocupar uno de los asientos preferentes (la proedría). Los hijos de los caídos en la guerra y los embajadores de otros estados recibían el mismo privilegio. el resto de la cávea estaba distribuido por tribus, de forma que cada una de ellas tenía asignado un sector determinado, pero no parece que esto fuera suficiente para evitar altercados y premuras de última hora. Es muy significativa la importancia que se daba a la concesión de un asiento preferente, aparte del prestigio social que ello confería al destinatario.
Otro motivo que explica esta asistencia masiva a las representaciones teatrales es la ausencia de discriminaciones de cualquier clase para el acceso a las mismas, a diferencia de lo que sucedía con otro tipo de acontecimientos como los jurados o las asambleas populares.
Respecto a las mujeres, colectivo casi siempre marginado de las actividades principales en la sociedad griega, alguna cuestionan su presencia en el interior del recinto teatral y se ha llegao a suponer que asistían a los espectáculos desde fuera en los caminos que bordeaban la ladera de la Acrópolis sobre la que se ubicaba el teatro ateniense.
En algunos pasajes cómicos en los que se alude al auditorio, como La paz de Aristófanes, o El díscolo de Menandro, no se las menciona en ningún momento. Sin embargo, una serie de testimonios del siglo IV a. C., perfectametne retrotraíbles al período anterior, y ciertas anécdotas procedentes de autores tardíos, parecen indicar lo contrario. Así, en un pasaje de Las Leyes de Platón, se hace alusión a la preferencia de las mujeres educadas por el género trágico. Y en un escolio de Aristófanes se menciona un posible decreto de un tal Espirómaco, que proponía la separación de sexos en el teatro e incluso una separación entre mujeres libres y cortesanas.
Por otro lado, una biografía tardía de Esquilo menciona cómo la representación de Las euménides provocó tales reacciones de horror entre el auditorio femenino que muchas llegaron incluso a abortar, y en Ateneo se recoge la noticia de la gran admiración que produjo entre hombres y mujeres por igual la entrada al recinto de Alcibíades, en calidad de corego y ataviado con ropas de púrpura.
Los jóvenes también asistían al teatro, según se deduce del comentario de Aristóteles en Política sobre la conveniencia de prohibirlo. Además, en La paz, 50-53, lo confirma Aristófanes.
Sobre la asistencia de los esclavos es posible que solo fuera sirviendo de compañía para sus amos más jóvenes. Resulta ilustrativo que Teofrasto incluya en sus Caracteres la figura del desvergonzado, cuya especial hazaña consistía en el teatro a uno de sus esclavos en compañía de sus hijos ocupando asientos que estaban reservados para posibles invitados.


La respuesta del auditorio

Las obras puestas en escena revelan una complejidad de pensamiento y unas sutilezas literarias que no parecen estar al alcance de cualquiera. Los argumentos de los dramas están basados en los pormenores de la leyenda heroica y, a pesar de la difusión que ésta alcanzó gracias a la actividad de los rapsodas y recitadores profesionales, resulta difícil imaginar que todos contasen con un bagaje considerable al respecto, dadas sus múltiples variantes y lo difuso de algunas ramificaciones genealógicas. Los estudiosos albergan serias dudas al respecto. ¿No habría sido el teatro un espectáculo de élite forzosamente compartido con toda la masa social ateniense por las imposiciones políticas y religiosas?. Aristófanes alude en repetidas ocasiones a la ingratitud de los espectadores prestos siempre a silbar a los poetas ancianos y a la volubilidad y mal gusto del público. En Las aves se burla de la incapacidad de los asistentes, al no tener alas para escapar del teatro y poder volver en el momento adecuado cuando la comedia comenzaba.
No hay que sobrevalorar el nivel del público ateniense a partir de las parodias que Aristófanes hacía de algunas tragedias o de sus autores. Muchas de estas alusiones se referían a obras que habían sido puestas en escena hacía poco, o se dirigían más que a pasajes concretos que puedan hacer suponer un cierto conocimiento literario por parte de los espectadores, al estilo general de un poeta, a su tono, que era algo mucho más fácil de retener, especialmente si había repetido sus intervenciones en años sucesivos.
A pesar de todo, parece que al menos una parte del público ateniense estuvo a la altura de las circunstancias y adoptó ante las representaciones un alto grado de seriedad e inteligencia. Supo reconocer las grandes figuras, cuyas obras ganadoras de los premios en los certámenes y luego representadas con cierta regularidad, son precisamente las que han sobrevivido.
Hay anécdotas sobre las respuestas emocionales excesivas por parte del público ante algunas representaciones como la mencionada de Las Euménides, o la que se refiere a la prohibición de futuras representaciones de La captura de Mileto, obra de Frínico, a causa de los sentimientos dolorosos que provocó a los espectadores.
En el teatro griego, a diferencia del de Shakespeare, por ejemplo, apenas importa la personalidad de los personajes y son los problemas, la moralidad y las acciones los que alcanzan el primer plano.
Es muy probable que dada la variedad del auditorio, en ocasiones los poetas se dirigieran únicamente a un sector más formado, a cuya apreciación irían destinadas ciertas sutilezas poéticas. hay que mencionar la anécdota que narra cómo se salvaron de una muerte atroz en las latomías de Siracusa aquellos cautivos atenienses que eran capaces de recitar pasajes completos de Eurípides. O bien la noticia de Teofrasto sobre la alta distinción y estima social que alcanzaban quienes eran capaces de recitar parlamentos de tragedias.
Existía además un alto grado de propaganda y de concienciación cívica en todos los festejos que rodeaban las representaciones teatrales, tanto al inicio del certamen como una vez finalizado éste. La ceremonia de apertura de los festivales se convertía en una gran manifestación del poderío ateniense y en una promoción de los deberes ciudadanos. Se exponía ante los espectadores llegados de todas partes del mundo griego el tributo enviado por los aliados de Atenas, se hacía desfilar a los huérfanos de los caídos por la ciudad, cuya educación y armamento habían sido costeados por la comunidad, y se proclamaban los honores de aquellos que habían beneficiado a la polis de alguna forma.
Los principales representantes del estado se sentaban en las primeras filas y debían realizar unas ofrendas al inicio de la celebración. Buena parte de la financiación corría a cargo de un ciudadano rico, que cumplía con un impuesto denominado liturgia, cuya función era subvenir a las necesidades básicas de la comunidad.
La asamblea reunida al principio para determinar el curso de la celebración, debía reunirse también al término de la misma para dictaminar la buena o la mala organización del certamen por parte del magistrado encargado a tal efecto.
Los jurados que otorgaban los premios eran seleccionados entre los ciudadanos por un curioso y complicado sistema, y en ocasiones era el público, con su presión sobre los jueces, quien decidía el resultado (Platón alude con desprecio a la "«teatrocracia»" así creada).
A pesar de las diferencias de actitud y de respuesta ante las obras representadas, pocos podrían haber escapado a la atmósfera general que rodeaba el acontecimiento: una semana de fiesta pública en la que todos los asuntos se posponían, en la que se glorificaba el orgullo ateniense y en la que la ciudad era dominada por una experiencia singular que todos sus habitantes podían compartir personalmente.





viernes, 5 de abril de 2013

Lucio Apuleyo.

¿Quién era?


Apuleyo (Madaura, 123/5 - en torno a 180), a veces llamado Lucio Apuleyo -El nombre Lucio se toma del protagonista de una de sus obras, El asno de oro-, fue el escritor romano más importante del siglo II, muy admirado tanto en vida como por la posteridad. Posiblemente un bereber muy romanizado, nació en Madaura (ciudad romana de Numidia en la frontera con Getulia), en la actualidad conocida como Mdaourouch (Argelia). En su tiempo fue una zona alejada de los principales centros culturales de la latinidad, radicados en Italia, aunque el desarrollo urbano y económico de la misma permitieron que, hacia el siglo II, importantes intelectuales y políticos romanos procedieran de la zona.

El padre de Apuleyo era un magistrado provincial, que, de acuerdo con una inscripción hallada en el lugar, alcanzó el rango de alcalde de Madaura; de él heredó una cuantiosa fortuna, la cual consistía en un millón de sestercios para él y otro millón para su hermano. Tal cantidad era la necesaria para ingresar al Senado romano en la época. Apuleyo estudió primero en Cartago, donde conoció las retóricas griega y latina, y luego en Atenas, donde, entre otras materias, se familiarizó con la filosofía platónica.

Hombre deseoso de conocimientos, Apuleyo se adentró, además de en la filosofía, en la religión, la ciencia y la retórica. Tras ser iniciado en el culto de Isis, marchó a Roma a estudiar retórica. Más adelante, se dedicó a recorrer Asia Menor y Egipto para continuar sus estudios de filosofía y religión. Hacia el 156-158, en el camino desde Cartago hacia Egipto, paró en Oea (actual Trípoli), donde realizó una declamación pública en una basílica. Luego casó con una muy adinerada viuda de la localidad. Fue acusado entonces de usar la magia para conseguir los favores (y riquezas) de la viuda Pudentila; acusaciones provenientes de la familia de esta. En su defensa declamó y publicó un agudo discurso, la Apología pro se liber, ante el procónsul de África Claudio Máximo y los magistrados de Sabratha, en la Tripolitania.
Triunfante en su discurso, se fue a vivir con Pudentila a una villa de ella a las afueras de Ea/Oea. La viuda poseía en el momento unos 4 millones de sestercios y ya había otorgado a sus hijos vastos campos fértiles, 400 esclavos, enormes viviendas, y mucho vino, trigo y aceitunas. Habitaron fuera de la ciudad para evitar dar la cantidad de 50,000 sestercios por el matrimonio de uno de los hijos de Pudentila. Tal hijo se convirtió en enemigo de Apuleyo, aunque este ya lo había recomendado al procónsul como abogado (se había educado en Roma y Atenas. Apuleyo refiere que, sin embargo, el susodicho africano se abandonó al vicio pasándose todo el tiempo con los gladiadores y no queriendo hablar latín sino púnico.1 Las relaciones de estos hechos realizadas por el escritor nos refieren las riquezas y vida cotidiana de los adinerados africanos en época imperial.

Obras más conocidas 

 - Metamorfosis (El asno de Oro)
 -Apología o Discurso sobre la magia en defensa propia
 -Flórida
 -Sobre el daimon de Sócrates  
 -Sobre Platón y su doctrina
 -Sobre el mundo

El Asno de Oro

Su obra más reconocida y admirada es ''El asno de Oro'' (Metamorfosis) que es la base de la novela picaresca.

Su texto prefigura el género de la novela picaresca por episodios, cultivado por Quevedo, Rabelais, Bocaccio, Voltaire, Defoe y muchos otros. Es una obra imaginativa, irreverente y entretenida que consigna las ridículas aventuras de un tal Lucio, joven viril obsesionado con la magia. Encontrándose en Tesalia, “cuna de la magia”, Lucio busca fervientemente la oportunidad de ser testigo del uso de la magia. Su entusiasmo desmedido lo lleva a verse transformado accidentalmente en asno. Bajo esta forma, Lucio, miembro de la aristocracia romana, se ve forzado a ser testigo y víctima de las miserias de los esclavos y desposeídos, reducidos --al igual que él-- a poco más que bestias de carga debido a su explotación a manos de ricos terratenientes.
El Asno de Oro es la única obra de literatura greco-romana antigua en examinar de primera mano la terrible condición de las clases bajas. Sin embargo, a pesar de la seriedad del tema que aborda, la novela no deja de ser imaginativa, ingeniosa, y a menudo sexualmente explícita.
En la historia principal se insertan varias narraciones divertidas, muchas de las cuales parecen estar basadas en relatos folclóricos, y que incluyen los tópicos comunes de esposas adúlteras y amantes sagaces, además de las transformaciones mágicas que caracterizan a la novela. La más extensa de éstas es la historia de Cupido (Eros) y Psique, que encontramos aquí por primera vez en la literatura occidental.
El estilo de Apuleyo es tan ameno como sus historias, pues a pesar de no ser romano de nacimiento, fue un maestro de la prosa latina capaz de jugar con el ritmo y la rima del idioma como si fuera el propio.
En el último capítulo el estilo cambia abruptamente. En su desesperación, Lucio solicita ayuda divina y es escuchado por la diosa Isis. Con su ayuda logra volver a su forma humana, para luego transformarse en un iniciado y dedicar su vida a los misterios y el culto de Isis y Osiris. El humor de los capítulos anteriores da paso a un estilo igualmente poderoso y casi poético que retrata las experiencias religiosas de Lucio. El significado de este capítulo aún da lugar a debates sobre sus posibles significados en relación con la totalidad de la novela. El libro puede considerarse como un testamento al estilo de Isaías. Los primeros diez capítulos están llenos de complicaciones y placeres de esclavos; pero sólo en el último, al descubrir la religión, el protagonista logra encontrar el placer divino y desecha los placeres de la carne. La novela también puede ser vista como una autobiografía, cuya culminación serían las experiencias religiosas del autor. También podría tratarse completamente de una sátira, cuyo capítulo final sería una crítica despiadada a la religión.
En el siglo XX, Thomas Edward Lawrence llevó en su equipaje una copia de El asno de oro durante toda la Revuelta Árabe. Fue él quien dio a conocer el libro a Robert Graves, que sería después traductor de la obra.

Argumento:
 Narrada en primera persona por el mismo autor (Lucio), quien relata su viaje por Grecia, pleno de aventuras, encantamiento y magia. En su camino a Tesalia –con el fin de resolver asuntos de familia-, lucio se encuentra con dos viajeros; el primero de ellos, de nombre Aristoómenes, le relata una historia tétrica sobre hechizos y artes ocultas; motivado por el relato, el joven Lucio decide indagar a profundidad todo lo relacionado con el oficio de magos y enchiridiones.

Enlace al texto original:
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus%3atext%3a2008.01.0502

El final de la República.

El final de la Républica Romana comienza a fraguarse al entrar en la República Romana Tardía.

La llamada República romana tardía fue una nueva etapa en la que entro dicho Estado a partir de finales del siglo II a. C. (VII ab urbe condita), en su nueva posición de hegemonía mundial, tras haber destruido o debilitado a todas las grandes naciones que pudieran haber representado una amenaza para su propia supervivencia.
Todas las grandes potencias del Mediterráneo fueron doblegadas por Roma en un corto período. La República Cartaginesa fue destruída en las Guerras Púnicas (146 a. C.), así como el Reino de Macedonia en las Guerras Macedónicas, el Imperio seléucida la gran potencia del este fue reemplazada a potencia de segundo orden en la Guerra Siria y el sometimiento de Grecia al poder romano dejó a Roma como dueña del Mediterráneo. Roma durante los sucesivos siglos no volvió a tener un enemigo organizado capaz de poner en peligro su propia existencia, solo algunos reinos como el Ponto, Numidia o Armenia crearon molestias regionales rápidamente subsanadas.
En esta nueva era, el mayor problema de la República fueron los propios enemigos internos, surgidos con los nuevos conflictos ideológicos y propiciados por el enorme éxito romano, estos saturaron las antiguas leyes e instituciones republicanas en una gran crisis del modelo de Estado que fragmentó la sociedad romana. La República se vio sacudida por nuevas reivindicaciones sociales por parte de los propios pueblos italianos aliados de Roma, quienes no poseían la ciudadanía romana y soportaban el peso de las campañas militares, sin tener opción de acceder a las nuevas oportunidades que ofrecían las nuevas conquistas territoriales.
Paralelamente, la aristocracia y la clase política concretamente, se beneficiaron enormemente de las nuevas conquistas del mundo mediterráneo. Los tributos impuestos a Cartago, Macedonia y Siria, el botín arrancado a las provincias y las ganancias derivadas del comercio efectuado, aumentaron su poder y riqueza. Este nuevo poder dotó de mayores recursos a los propios políticos para llevar a cabo sus propias aspiraciones personales, aspiraciones que en muchos casos se hacían a expensas del bienestar del estado. En esta nueva era, las grandes fortunas permitieron ostentar clientelas enormes con las que se ejercía influencia y compra de votos, con el único propósito de servir al aumento del poder personal a expensas de la legalidad, enfermedad que sin duda alguna fue el mayor problema de la República y la causa final de su destrucción.

 El cambio político y social

Las numerosas campañas en el extranjero de los generales romanos y la recompensa a los soldados con los saqueos de estas campañas provocó una tendencia general a que los soldados se hicieran más leales a sus generales que al estado, y una voluntad de seguir a sus generales hacia una batalla contra el estado.1 Además, Roma fue acosada por varios levantamientos de esclavos durante este periodo, en parte porque durante el siglo anterior se habían entregado muchas tierras para la agricultura en las que los esclavos superaban ampliamente en número a sus amos romanos. En el último siglo anterior a la era común tuvieron lugar al menos doce rebeliones. Este patrón no cambió hasta que Octavio (más tarde César Augusto) terminó con él al convertirse en un serio oponente a la autoridad del Senado y ser nombrado princeps («emperador»). Entre 135 a. C. y 71 a. C. tuvieron lugar tres «Guerras Serviles»: levantamientos de esclavos contra el estado romano. La tercera, la más seria,2 involucró al final a entre 120.0003 y 150.0004 esclavos sublevados. Además, en 91 a. C., estalló la Guerra Social entre Roma y sus anteriores aliados en Italia,5 6 conocidos colectivamente como los socii, por la oposición entre los aliados a compartir los riesgos de las campañas militares romanas pero no sus recompensas.7 8 A pesar de sufrir derrotas como la de la Batalla del Lago Fucino, las tropas romanas vencieron a las milicias italianas en varios enfrentamientos decisivos, especialmente la Batalla de Asculum. Aunque perdieron militarmente, los socii lograron sus objetivos con las proclamaciones de la Lex Julia y la Lex Plautia Papiria, que concedía la ciudadanía a más de 500.000 italianos.7 Las nuevas reformas populares incendiaron la ira de muchos senadores conservadores que apostaban por preservar la pureza romana y el poder del senado.

 Período de los Gracos

Este período se caracterizó por el gran número de seguidores  que tenían los Gracos, Tiberio Sempronio Graco y Cayo Sempronio Graco.

Tiberio Sempronio Graco

Hacia finales del siglo II a. C., el descontento de los plebeyos hacia sus opresores los partricios aumentaba. En el año 135 a. C., fue elegido tribuno de la plebe, es decir, representante de los plebeyos con el poder del veto, un tal Tiberio Sempronio Graco.
Desde este cargo quiso solucionar el problema agrario y mejorar la desastrosa situación del campesinado itálico, implantando una serie de leyes que no fueron muy bien recibidas por la mayoría del Senado.
Propuso una lex agraria que permitiera el reparto de tierra procedente del ager publicus entre los ciudadanos más pobres; la experiencia de Tiberio en Hispania así como -según reveló su hermano Cayo- la situación del campo en Etruria, donde la esclavitud estaba muy difundida, fueron las causas principales que explican sus revolucionarios proyectos.
Para llevarlos a la práctica contaba con el apoyo de una factio senatorial en la que figuraba, entre otros, Apio Claudio Pulcro (cónsul en 143 a. C.), Publio Mucio Escévola y Publio Licinio Craso Muciano (cuya hija estaba casada con su hermano Cayo). Este círculo era contrario al que encabezaba Escipión Emiliano (al que también unían vínculos familiares, pues Escipión estaba casado con Sempronia, hermana de Tiberio y de Cayo). En su intento de sacar adelante su proyecto de ley agraria, trató de revitalizar una ley más antigua por la que quedaba limitado a 500 iugera (125 Ha.) el máximo de tierra estatal por possesor (más otras 250 suplementarias por cada hijo); de esta forma se establecía que la tierra restante debía ser devuelta para proceder a su reparto en lotes de 30 iugera (7'5 Ha.) como máximo, en las que debían asentarse cíudadanos sin tierras -en calidad de colonos a perpetuidad- mediante el pago de una simbólica contribución.
Eran propuestas razonables y coherentes con las leyes Licinias aprobadas dos siglos antes, pero Tiberio cometió el error de conducir el proyecto desde una postura de demagogia y radicalidad, una actuación populista y callejera que contrastaba con su posición social y su refinado estilo de vida.
El proyecto preveía que la puesta en marcha de la operación corriera a cargo de una comisión de tres miembros (Illviri agris dandis adsignandis iudicandis) elegida anualmente, despertando la violenta oposición de la aristocracia senatorial, que se valió del tribuno de la plebe (y pariente de Graco) Marco Octavio para vetarlo (intercessio). Sin embargo, Octavio fue, a instancias de Tiberio, depuesto de su magistratura en una votación de los comicios, hecho sin precedentes y contrario al mos maiorum que fue interpretado por muchos senadores (incluso por algunos partidarios de la reforma) como un acto revolucionario y anticonstitucional. Con Minucia, fiel a los proyectos de Tiberio, como sustituto de Octavio, la asamblea popular no tuvo dificultades para la aprobación, por unanimidad, del proyecto de ley, eligiéndose a los tres miembros de la comisión (Tiberio, su hermano Cayo y su suegro Apio Claudio). La comisión contó con poder ejecutivo, y cuando Átalo III de Pérgamo legó su reino al pueblo romano, también con los recursos financieros necesarios, lo que agudizó más el nerviosismo de la oposición senatorial, encabezada por Escipión Nasica. En el verano del 133 se convocaron los comicios que debían decidir la reelección de Tiberio como tribuno de la plebe, lo cual, sin estar prohibido, atentaba contra la costumbre establecida; de hecho, para tratar de lograr sus reformas, tuvo que adoptar medidas dudosamente constitucionales, argumento que utilizaron sus detractores para minar su apoyo entre los senadores.
Tiberio Graco murió asesinado a golpes el día que se presentaba a un nuevo mandato, cuando un grupo de exaltados senadores y hombres armados, encabezados por Escipión Nasica, masacró entre 200 y 300 seguidores de los Graco con mazas y estacas, en el espacio abierto del templo capitolino. Tiberio murió de un mazazo en la nuca. Su cuerpo fue arrojado al Tíber, negándosele toda sepultura, mientras Nasica era destinado, prudentemente, a una misión en Asia, y Escipión Emiliano justificaba en cierta medida su asesinato. Sus esfuerzos por una reforma agraria fueron continuados por su hermano Cayo, el cual fue también asesinado por los mismos motivos.

Cayo Sempronio Graco

Cayo Sempronio Graco era hermano menor de Tiberio Sempronio Graco. En el año 123 fue elegido, al igual que su hermano, tribuno de la plebe. Cayo llevó adelante y con buena mano la aplicación de las leyes que su hermano había propuesto. Volvió a lanzar la reforma agraria e hizo en ella algunas variaciones. Éstas son las reformas que llegó a hacer y que fueron aprobadas:
  • Las restituciones del ager publicus se dejaron de lado y en su lugar se verificó un nuevo reparto de tierras con la fundación al mismo tiempo de colonias en Italia y en Cartago. Esto fue una novedad difícil de entender y de aceptar para la clase senatorial puesto que nunca antes Roma había fundado colonias fuera del territorio itálico. La colonia de Cartago se creó con la ley Rubria que fue abolida en el 121 a. C., creando así una situación difícil y confusa para los colonos. Años después Julio César reemprendería la colonización.
  • Prometió a los soldados que estarían equipados a expensas del Estado (antes se tenían que pagar ellos mismos sus pertrechos e incluso aportar las armas). Aprobó leyes para mejorar el servicio militar y para construir nuevas carreteras que favorecieran la marcha de los soldados en campaña.
  • Puso en marcha una nueva ley, la Ley Annona (Annona era la diosa de la recolección). Fue una novedad en Roma aunque era muy conocido este sistema entre los griegos. Esta ley fijaba un precio para el trigo, estableciendo una cantidad de trigo por mes (43,5 litros) y con un importe reducido para los ciudadanos romanos más pobres. La ley fue una medida muy acertada. Años más tarde el general Cayo Mario la llevaría a cabo con gran éxito lo mismo que el propio Julio César.
  • Abolió la ley Calpurnia del 149 a. C. con lo que rompió el monopolio del Senado en los asuntos de los tribunales e introdujo al mismo tiempo la paridad de éstos con los caballeros.
Cayo Sempronio Graco cometió el gran error de pretender el tercer mandato consecutivo como tribuno de la plebe. Esta pretensión fue lo que colmó la paciencia del Senado que se puso en su contra. El Senado actuó con la estrategia de aconsejar al otro tribuno de la plebe Livio Druso que se opusiera, otorgando además su apoyo mediante un senadoconsulto último (es decir "en caso de gran peligro, el Senado daba plenos poderes a los cónsules"). Se desencadenaron las revueltas y hubo una gran matanza. Murieron más de 3.000 partidarios de Cayo Graco y él mismo se suicidó (o mandó a uno de sus esclavos que le diera muerte) en el bosque Furrina, en las laderas del monte Janículo de Roma.
El programa de nuevas leyes de los hermanos Graco era en sí mismo bueno para Roma y para su evolución en la historia. Fracasó porque fue muy difícil aglutinar a las clases sociales y a sus inclinaciones tan dispares. La plebe urbana tenía sus intereses que eran muy distintos de los de la plebe rural y se contraponían en varios puntos. Ambas eran a su vez enemigas de los caballeros a quienes consideraban más cerca de la oligarquía senatorial que de ellas.

La crisis del siglo I a.C.

La muerte violenta de los Gracos dio comienzo al siglo I a.C., el más terrible y convulso de la Historia de Roma. Durante ese siglo, Roma se desangró en interminables Guerras Civiles, cuya causa era precisamente su poder y sus inmensos dominios.
En efecto, las instituciones Republicanas, que habían servido para gobernar la ciudad durante 500 años y la habían conducido a la conquista del Mediterráneo, eran insuficientes para administrar sus posesiones.
Los romanos habían dispuesto sus leyes para evitar que un solo hombre ostentara el poder absoluto, pero los generales romanos se habían vuelto demasiado poderosos. Apoyados en sus legiones y en los recursos de las provincias que gobernaban, pugnaban entre sí para hacerse con el poder en solitario. Primero Mario y Sila, después Julio César y Pompeyo, sumieron el Mediterráneo en un baño de sangre.

Primera Guerra Civil

Tras la toma de Roma por Lucio Cornelio Sila, y el golpe de estado de Cayo Mario y Lucio Cornelio Cinna, la guerra civil era inminente. Mario murió en 86 a. C. de causas naturales, mientras que, ante el inminente retorno de Sila, se desató un motín entre las tropas populares y asesinaron a Cinna. El Senado intentó negociar con Sila, pero este se negó, por lo que el hijo de Mario, Mario Minor, reclutó un ejército de populares. Sila y los optimates desembarcaron en Brindisi en 83 a. C. y venció a las fuerzas locales de Cayo Norbano Balbo en la batalla de Tifata. Luego, comenzó su marcha hacia Roma, venciendo a Mario Minor en la batalla de Sacriporto, y a la última resistencia popular, junto a los muros de la propia Roma, en la batalla de la Puerta Collina.
Al entrar en Roma, Sila capturó a 12.000 populares, que fueron recluidos en el Campo Marcio. 3.000 de ellos fueron ejecutados el 2 de noviembre, a pesar de que imploraron en vano piedad. Sus terribles gritos y lamentos llegaron a los oídos de toda la aterrorizada ciudad, y del Senado reunido. Sila se sonrió ante los gestos de terror de los senadores.46
Pero fuera de la Urbe los silanos tuvieron que someter aún, en los siguientes meses, algunas ciudades de Italia como Praeneste (donde el hijo de Mario se había refugiado) o Volterra (en Etruria, que se defendió con éxito hasta el 79). Tras la toma de la primera, 5.000 prenestinos, a quienes Publio Cetego había dado esperanzas de salvación, fueron llevados fuera de los muros de su ciudad, y aunque habían arrojado las armas y se habían postrado a los pies de Sila, éste ordenó inmediatamente que fuesen ejecutados y sus cadáveres esparcidos por los campos.

Guerra de las Galias

Así, tras el fin de su consulado, César recibió poderes proconsulares y el gobierno de la Galia Cisalpina y de Iliria, provincias poco pobladas y pobres. En su primer año de mandato tuvo que hacer frente a una enorme invasión de helvecios y a varias invasiones de germanos que pretendían ocupar Italia. En una rápida campaña exterminó a los helvecios y derrotó a los germanos.
César estimó que organizar la provincia y prepararse para la defensa era insuficiente, y con la intención o excusa de terminar con las invasiones del norte, inició la conquista de las Galias. César logró innumerables victorias, con las que toda Roma se maravillaba. Dos veces cruzaron las legiones romanas el Rin para castigar a los germanos por sus incursiones y otras dos veces cruzaron el Canal de la Mancha, haciendo incursiones en Britania. Estos logros maravillaron a la plebe, y Roma se vio inundada de tesoros y esclavos capturados en los saqueos y las guerras del norte. Como contribución a la literatura universal, César redactó un registro de sus campañas en la Galia, los célebres Comentarios de las Guerras de las Galias, instrumento también de propaganda política para dar a conocer al pueblo sus conquistas en esas tierras.

 

Segunda Guerra Civil

Artículo principal: Segunda Guerra Civil de la República de Roma.
El 7 de enero, el Senado proclamó el estado de emergencia y concedió a Pompeyo poderes excepcionales, trasladando inmediatamente sus tropas a Roma. El 10 de enero de 49 a. C., César recibió la noticia de la concesión de los poderes excepcionales a Pompeyo, e inmediatamente ordenó que un pequeño contingente de tropas cruzara la frontera hacia el sur y tomara la ciudad más cercana. Al anochecer, junto con la Legio XIII Gemina, César avanzó hasta el Rubicón, la frontera natural entre la provincia de la Galia Cisalpina e Italia y, tras un momento de duda, dio a sus legionarios la orden de avanzar. La guerra había comenzado.
Inicialmente, Pompeyo le aseguró a Roma y al Senado que podría derrotar a César en batalla si este marchaba sobre Roma.81 82 Sin embargo, en la primavera de 49 a. C., cuando César cruzó el río Rubicón con sus fuerzas invasoras y barrió la península italiana hacia Roma, Pompeyo ordenó la evacuación de Roma. El ejército de César no estaba en su máximo esplendor, pues ciertas unidades permanecían en Galia,81 pero por otro lado Pompeyo sólo tenía una pequeña fuerza bajo su mando, en la que algunos soldados de lealtad dudosa habían servido al mando de César.82 Tom Holland atribuye el deseo de Pompeyo de abandonar Roma a las olas de refugiados aterrados que despertaron los miedos ancestrales de las invasiones del norte.83 Las fuerzas de Pompeyo se retiraron al sur, hacia Brindisi,84 y luego embarcaron hacia Grecia. César dirigió su atención primero al baluarte de Pompeyo en España pero tras la campaña de César en el Sitio de Massilia y la Batalla de Ilerda, decidió enfrentarse al propio Pompeyo en Grecia.87 88 Pompeyo venció a César en un principio en la Batalla de Dirraquio en 48 a. C.89 pero fue derrotado contundentemente en la Batalla de Farsalia en 48 a. C. a pesar de superar a las fuerzas de César en dos a uno.92 Pompeyo embarcó de nuevo, esta vez a Egipto, donde fue asesinado en un intento de congraciar al país con César y evitar una guerra con Roma.
La muerte de Pompeyo no supuso el fin de las guerras civiles, ya que los enemigos de César eran multitud y los partidarios de Pompeyo siguieron luchando tras su muerte. En 46 a. C., César perdió quizás un tercio de su ejército cuando su anterior comandante, Tito Labieno, que había huido con los pompeyanos varios años antes, le venció en la Batalla de Ruspina. Sin embargo, tras estas horas bajas, César regresó para vencer al ejército pompeyano de Metelo Escipión en la Batalla de Tapso, tras la cual los pompeyanos se retiraron de nuevo a España. César venció a las fuerzas combinadas de Tuto Labieno y Cneo Pompeyo el Joven en la Batalla de Munda, en España. Labieno murió en batalla y Pompeyo el Joven fue capturado y ejecutado.
A pesar de sus éxitos militares, o quizás a consecuencia de ellos, se extendió el miedo a que César, que ahora era la figura principal del estado romano, se convirtiera en un gobernante autocrático y terminara con la República Romana. Este miedo llevó a un grupo de senadores que se hacían llamar Los Liberadores a asesinarle en 44 a. C.


Tercera Guerra Civil

Tras esto hubo una guerra civil entre los leales a César y los que apoyaron las acciones de los Liberadores. El partidario de César, Marco Antonio, reprendió a los asesinos y estalló la guerra entre las dos facciones. Antonio fue denunciado como enemigo del pueblo y se le confió a Octavio el mando para hacerle la guerra. En la Batalla de Forum Gallorum, Antonio, sitiando al asesino de César, Marco Junio Bruto, en Módena, venció a las fuerzas del cónsul Pansa, que fue asesinado, pero inmediatamente después Antonio fue derrotado por el ejército de otro cónsul, Ircio. En la Batalla de Módena, Antonio fue derrotado de nuevo en batalla por Ircio, que murió en ella. Aunque Antonio no consiguió capturar Módena, Décimo Bruto fue asesinado poco después.
Octavio traicionó a su partido y entró en relaciones con los cesáreos Antonio y Lépido, y el 29 de noviembre de 43 a. C. se formó el Segundo Triunvirato, esta vez como figura oficial. En 42 a. C., los triunviros Marco Antonio y Octavio lucharon la poco concluyente Batalla de Filipos contra los asesinos de César Marco Bruto y Casio. Aunque Bruto venció a Octavio, Antonio venció a Casio, que se suicidó. Bruto también se suicidó poco después.

Cuarta Guerra Civil

Sin embargo, estalló de nuevo la guerra civil cuando el Segundo Triunvirato de Octavio, Lépido y Marco Antonio fracasó igual que el primero en cuanto hubieron desaparecido sus oponentes. El ambicioso Octavio construyó una base de poder y luego lanzó una campaña contra Marco Antonio.Junto a Lucio Antonio, el hermano de Marco Antonio, Fulvia levantó un ejército en Italia para luchar contra Octavio, pero fue derrotado por Octavio en la Batalla de Perugia. Su muerte produjo una reconciliación parcial entre Octavio y Antonio, que prosiguió para aplastar al ejército de Sexto Pompeyo, el último foco de oposición al segundo triunvirato, en la naval Batalla de Nauloco.
Al igual que antes, una vez que fue aplastada la oposición al triunvirato, este empezó a resquebrajarse. El triunvirato expiró el último día de 33 a. C., no fue renovado por ley y en 31 a. C. volvió a estallar la guerra. En la Batalla de Actium, Octavio venció decisivamente a Antonio y Cleopatra en un combate naval cerca de Grecia, utilizando el fuego para destruir la flota enemiga.
A continuación Octavio se convirtió en Emperador de Roma bajo el nombre de Augusto y, en ausencia de asesinos políticos o usurpadores, consiguió expandir en gran medida las fronteras del Imperio.



La muerte de la República

Con la victoria de Octavio sobre Marco Antonio, la República se anexionó de facto las ricas tierras de Egipto, aunque la nueva posesión no fue incluida dentro del sistema regular de gobierno de las provincias, ya que fue convertida en una propiedad personal del emperador, y como tal, legable a sus sucesores. A su regreso a Roma el poder de Octavio es enorme, tanto como lo es la influencia sobre sus legiones.
En el año 27 a. C. se estableció una ficción de normalidad política en Roma, otorgándosele a Augusto, por parte del Senado, el título de Imperator Caesar Augustus (emperador César Augusto). El título de emperador, que significa «vencedor en la batalla» le convertía en comandante de todos los ejércitos. Aseguró su poder manteniendo un frágil equilibrio entre la apariencia republicana y la realidad de una monarquía dinástica con aspecto constitucional (Principado), en cuanto compartía sus funciones con el Senado, pero de hecho el poder del princeps era completo. Por ello, formalmente nunca aceptó el poder absoluto aunque de hecho lo ejerció, asegurando su poder con varios puestos importantes de la república y manteniendo el comando sobre varias legiones. Tras su muerte Octaviano fue consagrado como hijo del Divus (divino) Julio César, lo cual le convertiría, a su muerte, en dios.